‘Ni Una Menos’: la sociedad argentina, indignada con la ola de femicidios que azota al país

Ni Una Menos

Cada 30 horas una mujer es asesinada en Argentina y cada año aumenta el número de femicidios. Entre 2008 y 2014 murieron 1808 mujeres asesinadas por la violencia machista. El próximo 3 de junio se celebrará una concentración por todo el país para pedir el fin de los femicidios bajo la consigna ‘Ni Una Menos’.

Laura Rebolledo Génisson / Diseño: Francisco Gatica 

 

España, Madrid – El próximo 3 de junio se celebrará una concentración delante del Congreso en Buenos Aires y en varios lugares de Argentina para exigir que paren los femicidios. La convocatoria fue impulsada, bajo el hashtag #NiUnaMenos, en las redes sociales por el colectivo Ni Una Menos, que está formado por periodistas, artistas y activistas a raíz del femicidio de la adolescente Chiara Páez. Se han solidarizado con la propuesta políticos, celebridades y familiares de víctimas, que han llamado a la sociedad a movilizarse también.

Chiara Páez, de 14 años, estaba embarazada de ocho semanas de su novio Manuel Mansilla, de 16 años. La menor desapareció en la localidad de Rufino (provincia de Santa Fe) en la madrugada del sábado al domingo 10 de mayo. Sus padres denunciaron la desaparición a las 05.00 horas, y se formó un grupo de 300 rescatistas y vecinos, que rastrearon la localidad y sus alrededores. El cadáver de Chiara Páez apareció en posición fetal y desnudo de cintura para abajo, enterrado en el patio trasero de la casa de su novio en Rufino. En la noche del domingo 11 de mayo, durante la búsqueda, el padre de Manuel Mansilla, que es sargento de la comisaría de Rufino y no vive con su hijo, entregó al menor en el Centro Penal de Justicia.[1]

La autopsia desveló que la víctima murió a consecuencia de “un traumatismo con hemorragia de cráneo por múltiples traumatismos contusos en el rostro y en el cráneo, ejercidos con una violencia importante en el rostro y en la cabeza, con un objeto que puede ser golpe de puño o contra un objeto contundente como puede ser una pared o una mesa”[2]. El adolescente declaró haber matado a su novia a golpes y dijo haberla arrastrado y enterrado él solo, pero contradicciones en sus declaraciones hicieron creer a los investigadores que recibió la ayuda de alguien más. Se encontraron prendas de ropa con manchas de sangre escondidas debajo de una cómoda en el dormitorio de la madre de Manuel. Las prendas pertenecerían a la pareja de ésta y las manchas de sangre, a la víctima. Carolina V., madre del joven, y Carlos C., pareja de ésta, fueron detenidos e imputados como partícipes necesarios en el crimen de los delitos de «homicidio agravado por el vínculo y femicidio, y por aborto no consentido por la víctima»[3]. Por otro lado, el abuelo de crianza del menor contó que el lugar donde fue enterrada la víctima había sido excavado tres días antes del crimen.

El móvil del feminidio habría sido el embarazo. Según declaraciones del joven, ese asunto les traía conflictos: ella quería seguir adelante con el embarazo y él pretendía que ésta se sometiese a un aborto.[4] Según el fiscal regional, a pesar de que el femicidio aún no está esclarecido, “está corroborado” que se cometió “en un contexto abortivo”, ya que la víctima había estado tomando medicamentos abortivos. Además, existen pruebas de mensajes y certificados.[5]

El caso de Chiara Páez no es un caso aislado. Cada 30 horas muere una mujer en Argentina, y cada año aumenta el número de femicidios. Según el conteo hecho por la asociación civil La Casa del Encuentro, en 2014 fueron asesinadas 277 mujeres [6]. Murieron baleadas, apuñaladas, golpeadas, estranguladas, ahorcadas, incineradas, asfixiadas, degolladas, ahogadas, o por inanición; y 200 menores de edad se quedaron sin madre (víctimas colaterales). La Casa del Encuentro es una asociación civil que se ocupa desde 2008 de contabilizar los femicidios en Argentina, a falta de estadísticas oficiales, a través del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano. Desde la asociación nombran, muestran, cuentan, visibilizan, conciencian. Según sus datos, entre 2008 y 2014 murieron 1808 mujeres asesinadas por la violencia machista.

Desde La Casa del Encuentro se empezó a pensar en los cambios legislativos necesarios para acabar con la impunidad en estos crímenes y evitar que sigan reproduciéndose. En consecuencia, se manifestó la necesidad de crear una ley que reconozca la existencia del femicidio[7]. En 2009 se sancionó en Argentina la Ley 26.485, que aborda de manera integral la violencia de género («Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales»). Tras varios años de visibilización de los femicidios y de diversas acciones por parte del Estado y la sociedad civil, en 2012 fue sancionada la Ley 26.791, que modificaba el Código Penal e incorporaba entre sus supuestos la figura del homicidio de una mujer cometido por un hombre con quien se mantiene o ha mantenido una relación, o cuando exista un vínculo de consanguinidad ascendente y/o descendente; con el propósito de causar sufrimiento; y en un contexto de violencia de género. Se impondrá la pena máxima prevista por el ordenamiento legal argentino: la prisión perpetua.[8] Sin embargo, en Argentina se siguen produciendo un número alarmante de femicidios, y es que, más allá del cambio legislativo, tiene que haber un cambio de conciencia en las instituciones encargadas de aplicar la normativa y en la sociedad civil. También es necesario un cambio cultural en la sociedad en general: la desigualdad, ver cómo las mujeres han solicitado ayuda y no la han obtenido, la justificación de la violencia machista, y cómo esa justificación ha terminado con sus vidas.[9]

Los informes del Observatorio de Femicidios en Argentina Adriana Marisel Zambrano (llamado así en honor a una mujer asesinada en 2008 por su expareja en la provincia de Jujuy), no sólo le ponen nombre y apellido a las mujeres asesinadas, sino que aportan otros datos muy valiosos que ayudan a  entender el fenómeno. Son interesantes los datos que aporta el Observatorio sobre cómo son asesinadas las mujeres. Por ejemplo, gracias a los informes del Observatorio, se pudo valorar el impacto social que tuvo en el país el femicidio de Wanda Taddei, ocurrido en febrero de 2010.

Wanda Taddei fue asesinada por su esposo Eduardo Vázquez, exbatería de Callejeros, una banda de rock argentina. En medio de una discusión el hombre roció a la mujer con alcohol y le prendió fuego. Después apagó el fuego con una manta y llevó a la mujer a un hospital, donde murió 11 días después a consecuencia de las quemaduras. El femicida aseguró que se trataba de un accidente doméstico, y en un primer momento la justicia lo liberó. Pero la jueza de instrucción Inés Cantisani procesó a Vázquez con por considerarlo “prima facie autor criminalmente responsable del delito de homicidio agravado por el vínculo”, y dispuso prisión preventiva para éste. El agresor se entregó el 4 de noviembre. El 13 de junio de 2012 fue condenado a 18 años de prisión como autor del delito de “homicidio calificado por el vínculo atenuado por su comisión en estado de emoción violenta” durante una discusión. Finalmente, el 18 de septiembre de 2013 la Cámara Federal de Casación Penal modificó la sentencia y Vázquez fue condenado a cadena perpetua por “homicidio agravado con el vínculo”. La sentencia terminó por ser ejemplar: “los femicidios se deben castigar con el rigor que marca el Código Penal, y no se pueden justificar de ningún modo”[10].

Se habla de Efecto Wanda porque después de ese episodio se registró un aumento considerable del número de mujeres incineradas por sus parejas o exparejas. Según los datos del Observatorio, hasta mediados de febrero de 2013 fueron incineradas por su parejas o exparejas al menos 136 mujeres: 63 murieron por causa de las heridas provocadas por las quemaduras y 74 sobrevivieron. En 2008 no se habían registrado casos de femicidios con fuego, y en 2009 se registraron sólo tres. En 2010 se registraron 11 femicidios con fuego; la mayoría provocados después de la muerte de Wanda Taddei. En 2011 la cifra aumentó a 28. En 2012 hubo 19 casos.[11] Como Vásquez estuvo libre al principio, quedó una sensación de impunidad, y otros hombres violentos imitaron el modo de proceder de Vázquez y prendieron fuego a sus parejas.

Estos femicidios están normalizados por una sociedad que ha naturalizado la violencia machista, y esto debe ser denunciado. Ni Una Menos surgió en marzo de este año tras la aparición del cuerpo de Daiana García, de 19 años, dentro de una bolsa de arpillera. El cadáver fue hallado el 14 de marzo en un descampado debajo de un puente, al costado de una carretera en Llavallol (Buenos Aires), a la vista de todos. Daiana estaba semidesnuda y tenía un calcetín en la boca. Murió asfixiada. Las investigaciones llevaron a la policía hasta Juan Manuel Fígola, de 38 años, que, tras matarla, se suicidó en las vías del tren en Laferrere (Buenos Aires). Antes de quitarse la vida le mandó un mensaje de texto a su exmujer, y madre de su hija, que decía: “Perdoname por la cagada que me mandé”. La bolsa de arpillera donde estaba el cadáver llevó a los investigadores hasta la empresa que las fabrica, donde les informaron sobre las empresas que las usaban. Entre ellas se encontraba la empresa donde trabajaba Fígola.  La policía se enteró por los superiores de la empresa de que el sábado uno de los empleados se había quitado la vida, el mismo día que apareció el cadáver de la adolescente. En el entorno de la víctima nadie sabía de la existencia de Fígola, pero compañeros de trabajo de éste aseguraron que la había presentado como su novia.[12]

Daiana fue descartada como basura, pero no fue la única. No es inusual que aparezcan mujeres tiradas a la basura dentro de una bolsa como burdos objetos desechables. Para sus asesinos las mujeres son consumibles. Como dice Mariana Carbajal: esas mujeres son “usadas como objetos sexuales y luego descartadas como basura. Víctimas de femicidios, asesinadas en contextos de violencia de género. Para algunos varones hay mujeres que están a disposición de sus deseos, que nacieron y crecieron para ser consumidas – por ellos -, aunque ellas no quieran, aunque griten “no”, porque esa palabra, la de ellas – para ellos – no tiene ningún valor. Son chicas descartables. La violencia femicida se ensaña aún más con ellas”[13]. Y los medios de comunicación contribuyen a crear un espectáculo en torno a estos dramas. Los medios se encargan además de construir un perfil de las víctimas que transmite al espectador la imagen de chicas fáciles, putas, busconas y responsables de su destino. Siempre se trata de buscar una justificación a estos femicidios en vez de culpar a la violencia machista: la ropa que llevaba Daiana, el embarazo de Chiara (en las redes sociales hubo quien justificó lo que le sucedió porque a los 14 años ya estaba embarazada). Además, muchas de estas víctimas son menores. De hecho, preocupa mucho la cantidad de menores de edad que son asesinadas por la violencia machista. En 2013 las víctimas de entre 13 y 18 fueron 18; en 2013, 25. En 2014, uno de los años más violentos que registra la Casa del Encuentro, el número de víctimas de feminicidio de entre 12 y 21 años fue de 36.[14]

Desde hacía ya un tiempo el hartazgo y la indignación por parte de una parte de la sociedad argentina venía aumentando. El detonante para que se juntasen un grupo de escritoras, artistas y periodistas bajo la consigna Ni Una Menos fue el modo en que los medios y las redes trataron a Daiana: en vez de centrarse en la violencia machista que mata mujeres, juzgaron su vestimenta y su comportamiento, y la convirtieron en la culpable de su propia muerte. El 26 de marzo Ni Una Menos organizó un maratón de lectura contra el femicidio. Durante varias horas escritoras, escritores, artistas, periodistas y familiares de víctimas del feminidio hicieron lecturas para dar visibilidad a la violencia machista y condenarla.

La consigna Ni Una Menos resurgió dos meses después, cuando apareció el cadáver de Chiara Páez, también descartado como basura, en un pozo. La convocatoria, que nació de una manera casual pero tuvo una enorme repercusión en Twitter, se viralizó y se convirtió en multitudinaria. Miles de personas, entre ellas políticos, han subido fotos en las que aparecen con un cártel con la consigna. Pero no es suficiente. Falta también que se implementen políticas públicas. Las organizadoras de Ni Una Menos han enviado a los políticos cinco puntos a través de los cuales les exigen un compromiso público de aplicación de políticas específicas para combatir el femicidio:

1- Elaboración de estadísticas oficiales sobre violencia contra las mujeres y un índice de femicidios.

2 – Creación de fueros regionales especializados en violencia contra las mujeres con competencia en materia civil y penal.

3 – Reglamentación en su totalidad de la Ley N° 26.485 y asignación de recursos.

4 – Incorporación de la temática violencia contra las mujeres en todas las currículas educativas.

5 – Creación de un Ministerio de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y varones.[15]

Argentina ya ha dado un paso importante con la introducción del término femicidio en sus medios de comunicación. El tratamiento mediático en general ha dejado de referirse a los femicidios como crímenes pasionales. Falta que dejen de ser tratados como casos aislados, meros casos policiales, y sin tener en cuenta el contexto en el que se produce este tipo de crimen. Pero tiene que haber un cambio cultural y hay que empezar desde la educación.

Algunos de los lugares donde se celebrará la concentración:

 

Plaza Congreso (Buenos Aires), el Monumento a la Bandera(Rosario), Colón y Cañada (Córdoba), Plaza Moreno (La Plata), Plaza Independencia (Tucumán), Plaza San Miguel (General Sarmiento), San Martín y Mitre (Mar del Plata), Belgrano y Urquiza (Paraná, Entre Ríos), Monumento a San Martín (Neuquén), Plaza 9 de Julio (Salta), Plaza 25 de Mayo (Chivilcoy), Plaza Dardo Rocha (Pehuajó), Peatonal y San Martín (Mendoza), Plaza del avión (Carlos Paz), Plaza de Piedra (Río Ceballos),  Plaza 25 de mayo (Rafaela), Plaza Cívica (Ushuaia).

 

Más información sobre Ni Una Menoshttp://cosecharoja.org/todo-sobre-niunamenos/

 

 

 


[6] Informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” de la Asociación Civil Casa del Encuentro

[7] La Casa del Encuentro, Por ellas: 5 años de informes de Femicidios, 2013 p. 28

Puedes descargarte aquí el libro en PDF: http://www.porellaslibro.com/#!libro/c1ger

[8] http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/205000-209999/206018/norma.htm

La Casa del Encuentro, Por Ellas: 5 años de informesde Femicidios, 2013, p. 28

[9] Ibídem, p. 32

[10] Ibídem, p.12

[11] Ibídem, pp. 11-12

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