Feminicidio por prostitución en España: ¿Misoginia consentida por la sociedad?

Once mujeres fueron asesinadas por clientes, de los 13 casos de 2010 y 2011. En las estadísticas oficiales figuran como homicidios. Las noticias de la prensa cosifican y revictimizan a las mujeres asesinadas. Las redes de trata y la violencia extrema de los agresores aparecen minimizados en el tratamiento de la información. Segunda parte de Informe-Reportaje.

 

Graciela Atencio 

PERFIL SOCIODEMOGRÁFICO DE LOS VICTIMARIOS

EDAD, OCUPACIÓN Y NACIONALIDAD

Con relación al perfil de los asesinos, la información publicada sobre ellos es limitada o escasa -interpretamos este punto en el análisis de noticias-. Conocemos el nombre completo de los victimarios en cinco casos, en otros tres los nombres de pila y las iniciales de los apellidos. En sólo dos casos de los 13 hemos podido saber la ocupación.

Mientras que la edad media de las víctimas de feminicidio por prostitución en los años 2010-2011 fue de 35,75 años (por debajo de la media del total de feminicidio y asesinatos de mujeres, 43,43 años), la edad media de los victimarios es de 35,89 años (también por debajo de la edad media del total de victimarios en el mismo período, 43,69 años).

La edad de los victimarios oscila entre los 21 y los 60 a 70 años (no conocemos este último dato con exactitud debido a que en algunas noticias el victimario de mayor edad figura con 60 años y en otras con 70). Seis de nueve asesinatos fueron perpetrados por hombres jóvenes de entre 21 y 33 años.

En nueve de los 13 casos los victimarios son de nacionalidad española, solo dos asesinatos fueron perpetrados por un mismo victimario, de nacionalidad alemana.

Cuatro de los victimarios tenían relaciones de noviazgo o pareja.

-Caso uno: hasta el momento de publicar este informe continúa en investigación judicial, no contamos con ningún dato del o los victimarios.

-Caso dos: Juan Manuel G. E., 31 años, nacionalidad española.

-Caso tres: Salvador C. R., entre 60 y 70 años, nacionalidad española, mantenía contacto frecuente con la víctima.

-Caso cuatro: español, casado y con dos hijos.

-Caso cinco: español y casado.

-Caso seis: Francisco L. L. P., 21 años, nacionalidad española, tenía una relación de noviazgo.

-Caso siete: 31 años, camarero de nacionalidad española.

-Casos nueve y 10: Jesús Castillo, 31 años, obrero y camarero de nacionalidad española.

-Casos 11 y 12: Abdelkader Sali, 44 años, nacionalidad alemana, tenía una relación de pareja.

-Caso 13: Raúl Vega Carvajal, 33 años, nacionalidad española.

SITUACIÓN JUDICIAL DE LOS VICTIMARIOS

En dos de los asesinatos, según la información recogida en prensa se desconoce quiénes son los asesinos y hasta la fecha no han sido encarcelados: caso uno, la mujer rusa que fue acuchillada en el piso donde vivía, en Almería. El año pasado la policía encontró similitudes entre este crimen y el asesinato de otras dos mujeres que ejercían la prostitución en Málaga, perpetrados por el supuesto asesino en serie alemán, en los meses de agosto y septiembre de 2011. Y el caso ocho, la joven rumana que fue encontrada muerta en la calle, en Lleida, Cataluña.

Cinco de los victimarios han sido condenados por la Justicia por los feminicidios perpetrados en 2010.

-Caso tres: en febrero de 2012 un jurado popular declaró culpable a Salvador C. R., el hombre mayor de 60 (ó 70) años. La Audiencia Provincial de Córdoba lo condenó a cumplir 17 años y seis meses de prisión por un delito de asesinato con la agravante de abuso de superioridad (situación en la que el agresor se encuentra en una posición ventajosa para cometer el delito y la víctima bajo condición de indefensión) por las 91 puñaladas asestadas contra la víctima. Según la prensa, la defensa del agresor recurrió la sentencia y pidió reducción de la pena y la admisión de atenuante o eximente por trastorno mental de su cliente en el momento de los hechos. El asesinato ocurrió en abril de 2010.

-Caso cuatro: en octubre de 2011 un jurado popular declaró culpable por homicidio y profanación de cadáver a un hombre que asesinó a una mujer en abril de 2010, descuartizó su cadáver con un serrucho, quemó sus manos y su cráneo y se deshizo del cuerpo en dos contenedores de basura y un descampado. La Audiencia de Málaga en primera instancia lo condenó a 14 años y cuatro meses de prisión, pena que había solicitado la Fiscalía. También fue obligado a indemnizar al hijo de la víctima con 200.000 euros y a los padres de la misma con 100.000 euros. La defensa recurrió el caso y en marzo pasado, la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía rebajó tres años y un mes la cárcel impuesta al asesino. La profanación de cadáver quedó en una pena de tres meses de prisión y también sufrió la rebaja de un mes. La Sala considera que la rebaja se ajustaba más al delito cometido y que existió la ausencia de un ánimo directo o específico de dañar la memoria de la víctima, estimó: «induce a no exceder del mínimo legal previsto» de tres meses. Sin embargo conservó la misma indemnización a los familiares de la víctima.

-Caso cinco: el victimario estranguló a la mujer en abril de 2010 en Valencia y en noviembre de 2011 fue condenado a 12 años y nueve meses de prisión por delito de homicidio con agravante de superioridad. El juicio se celebró a puerta cerrada por petición de la acusación particular. La Fiscalía solicitó una condena de 15 años de prisión pero aceptó rebajar la pena. El criminal no recurrió su caso.

-Caso seis: en abril de 2011 el joven Francisco L. L. P. acuchilló a la mujer y luego la arrojó al pozo de una propiedad de su familia. La Fiscalía pidió 17 años de prisión para el asesino pero aceptó la reducción de la pena a 12 años de cárcel debido a que el victimario como reparación del daño ofreció a la familia de la víctima 60.000 euros. Se le aplicó un atenuante y la acusación por esta suma de dinero renunció a ejercer acciones civiles y penales contra el criminal. El arreglo se pactó en la Audiencia de Ciudad Real, donde había ocurrido el asesinato, en abril de 2010.

-Caso siete: en junio de 2011 la Audiencia de Málaga condenó a 10 años y un día de prisión a un hombre que estranguló en su domicilio a una mujer que ejercía la prostitución. Un jurado popular lo declaró culpable de un delito de homicidio. La sentencia también obligó al victimario a indemnizar a los familiares de la víctima con 178.000 euros. El hecho ocurrió en junio de 2010.

De los demás casos sabemos que un victimario fue detenido y otros cinco están en prisión preventiva.

CONCLUSIONES

ENTRE EL ENFOQUE DE LA CRIMINOLOGÍA FEMINISTA Y EL PERIODISMO DE DATOS CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

Uno de los objetivos de la línea editorial de Feminicidio.net es visbilizar las formas extremas de violencia contra las mujeres que acaban en asesinato. Si bien el indicador en la elaboración de los informes estadísticos de Geofeminicidio es el asesinato de mujeres, nuestro paradigma de análisis es el feminicidio. La base de datos registra tipos de feminicidios y otros tipos de asesinatos de mujeres. Visibilizamos en primer término los feminicidios porque en las sociedades patriarcales la mayoría de las muertes violentas de mujeres son provocadas por feminicidios. En este punto resulta necesario abrirle paso a la criminología feminista y focalizar la atención en los sujetos que cometen los asesinatos, los hombres. Si bien las tasas de asesinatos de hombres son más elevadas que las de asesinatos de mujeres, sin perspectiva de género se puede argumentar que la violencia con resultado de muerte impacta más a hombres que a mujeres, datos estadísticos confirmarían esta afirmación. Pero esta lectura está velada: los hombres matan a hombres y los hombres matan a mujeres, individuos de la mitad de la especie se matan entre sí y matan a individuos de la otra mitad. Por ello, creemos que el análisis estadístico de los asesinatos de mujeres debe centrarse también en los victimarios y los tipos de violencia extrema que estos utilizan cuando cometen un asesinato.

El informe-reportaje fue elaborado con el fin de responder a la pregunta: ¿Cuántas mujeres que ejercían la prostitución fueron asesinadas en 2010 y 2011? Pudimos dar respuesta a este interrogante. Sin embargo, desde el marco del periodismo de datos con perspectiva de género la investigación desencadenó otras preguntas que intentaremos responder a través de una investigación periodística, elaboración de nuevos informes estadísticos, entrevistas, artículos de opinión y campañas de sensibilización: ¿Cuántas mujeres que se prostituyen hay en España? ¿Cuántas de ellas son víctimas de trata? ¿Cuántas padecen un riesgo real de ser asesinadas? ¿Por qué los hombres matan a las mujeres que se prostituyen? ¿Por qué las asesinan con tanta saña? Si como señalan estudios de campo e investigaciones, la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución en España son víctimas de trata, ¿Por qué las investigaciones policiales no arrojan algún vínculo entre los asesinatos de estas mujeres y las redes de trata o los proxenetas? España es la puerta de entrada de la Unión Europea del tráfico de personas: ¿Está preparada para enfrentarse al combate de las mafias y las redes de trata? ¿Por qué la prensa no menciona en ninguno de los artículos consultados un hipotético vínculo entre la mujer asesinada y las redes de trata o proxenetas? ¿Por qué la prensa, fuente de este informe, invisibiliza o considera estos asesinatos menos importantes que los feminicios íntimos (el cometido en el marco de la pareja o ex-pareja)? ¿Por qué las fuentes oficiales no incluyen los feminicidios por prostitución como asesinatos por violencia machista? ¿Por qué el feminicidio por prostitución no es analizado ni tenido en cuenta en el debate sobre la legalización o abolicionismo de la prostitución?

CONTABILIZAR LOS FEMINICIDIOS POR PROSTITUCIÓN: UNA CUESTIÓN POLÍTICA

Las instituciones y fuentes encargadas del recuento de víctimas por violencia de género que no contabilzan los feminicidios por prostitución presentan limitaciones en sus registros de casos.

1) Limitación estadística: si el total de casos de víctimas mortales por violencia se reduce a las registradas en el marco de la pareja o ex pareja, también se reduce la tasa anual de víctimas mortales por millón de mujeres. Eso las convierte en estadísticas acotadas a las muertes violentas de mujeres de un solo tipo. Las otras muertes por violencia de género, entre las que se encuentra el feminicidio por prostitución, son cifras invisibles de la problemática.

2) Limitación semántica: provoca confusión entre la ciudadanía. Los medios de comunicación y las autoridades colaboran en el equívoco. Existe una percepción generalizada entre la opinión pública que asocia el concepto de violencia de género a las muertes en el marco de la Ley Integral de Violencia de Género, las únicas que ocupan la primera plana de la prensa. Las cifras oficiales de crímenes machistas tampoco incluyen a aquellas que son asesinadas por extraños luego de una agresión sexual, ni a las madres asesinadas por hijos violentos. La violencia de género extrema que acaba en el asesinato de una mujer a manos de un hombre cubre un espectro bastante más amplio que el de las relaciones de pareja.

3) Limitación política: no pongo en duda ni cuestiono el alcance y los efectos legales de la Ley Integral de Violencia de Género. Ni siquiera planteo en este punto que se deba modificar la norma, debate que corresponde a expertos y expertas en la materia. Este análisis estadístico pretende demostrar que la documentación de los casos de feminicidio por prostitución es una cuestión de interés público que deberían asumir las instituciones del Estado español, existen organismos con capacitad técnica, profesional e infraestructura para realizar tal recuento. Hacerlo depende de una decisión política.

Infografía de organismos oficlales y no oficlales que documentan las cifras oficiales de mujeres víctimas de violencia de género en el marco de la Ley Integral.

La investigación y análisis funcional realizados previamente a la puesta en marcha de Geofeminicio, la aplicación tecnológica con la que elaboramos los gráficos y mapas de este informe, nos hizo percatarnos de que nombrar, conceptualizar y la manera de contabilizar, constituyen la clave para poner en foco los asesinatos de mujeres por violencia de género. No sólo la ausencia de cifras globales de feminicidios por países es el problema básico al que nos enfrentamos en el fenómeno del feminicidio en Iberoamérica. Este informe también nos permite demostrar que no basta con contabilizar los casos o colocarlos en anuarios estadísticos. En el análisis estadístico resulta crucial cómo los contabilizamos, bajo qué registros, qué definiciones, cuáles cruces de datos e información.

Los feminicidios por prostitución forman parte de la Estadística de Defunciones según la Causa de Muerte, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística, bajo la denominación: “Agresiones (homicidios)” de Mujeres. Un avance del último informe publicado, de 2010, en sus resultados provisionales del mismo (1) reporta 122 homicidios de mujeres. De esas 122, según la Ley Integral de Violencia, 73 fueron muertes por violencia de género. Los siete feminicidios por prostitución contabilizados en Geofeminicidio en 2010, formarían parte del resto de “homicidios” de mujeres registrados por el INE. Desconocemos de los demás homicidios de mujeres, 42 casos según las cifras oficiales, cuáles son las causas específicas y cuáles los tipos de homicidios. Y en este punto nos surge una pregunta: ¿Por qué, si para el resto de defunciones, la mayoría de las causas están detalladas por tipo, no existe una causa específica por tipo de homicidio de mujeres? La línea de investigación y de periodismo de datos de Feminicidio.net y el rellenado de la base de datos del feminicidio en Iberoamérica incluye tipos de asesinato de mujeres y tipos de feminicidio.

CONCLUSIONES GENERALES

– Desconocemos si alguna o algunas de las 13 víctimas de feminicidios por prostitución eran víctimas de redes de trata (Geofeminicidio también incluye en su tipología el feminicidio por trata). Tampoco la prensa se hace eco de esta línea de investigación (ver Análisis de Prensa Digital). Sólo pudimos saber que tres de las asesinadas trabajaban en clubes de alterne.

– No sabemos si estas mujeres padecían discriminación y violencia por ser inmigrantes tampoco si alguna o algunas de ellas tenían una condición migratoria irregular. El hecho de que la inmensa mayoría de las prostitutas asesinadas fuese de origen extranjero (siete extranjeras y cuatro nacionalizadas), manifiesta una velada discriminación o exclusión social que confina a un determinado grupo de mujeres, originarias de países del Sur y de Europa del Este, a tener que vender su cuerpo como única “cárcel” de supervivencia y de explotación económica por parte de clientes, proxenetas, mafiosos de redes de trata y “empresarios” de clubes de alterne, en la Unión Europea. Y si cruzamos la condición de extranjeras de las víctimas con la condición ciudadana nacional de los victimarios (nueve de ellos), en algunos casos de los citados, a la dominación masculina y la violencia de género que existe en la relación cliente-prostituta se suma el lugar que ocupa cada quien, victimario-víctima, en la construcción subjetiva de la identidad: hombre, blanco, europeo-mujer, mestiza o de color, inmigrante… forma de microcolonización patriarcal, tolerada por un Estado que no ha sido capaz, en su lucha contra la violencia de género, desde que está en vigor la Ley Integral, finales de 2004, de activar políticas de igualdad de oportunidades destinas prevenir la trata de personas con fines de explotación sexual, dirigidas a colectivos de mujeres en riesgo de caer en la prostitución o redes de trata, o víctimas de esas prácticas opresoras.

– La actuación de la Justicia en los cinco casos en los que dictó sentencia arroja dudas acerca de si se trata de condenas ejemplares o no. Hay una excepción, la del hombre mayor, sentenciado a 17 años de prisión con agravante de abuso de autoridad. El resto de sentencias, entre 10 y 12 años de condena, merecen preguntas que no estaría mal responder comparando el tiempo de reclusión dictado en estos casos con el tiempo de reclusión en condenas de otros delitos o condenas a victimarios de mujeres que fueron asesinas en el marco de la aplicación de la Ley Integral de Violencia: ¿Es justo que a un hombre que asesina con saña a una mujer (saña que la Justicia rechaza como tal en muchos casos) sea condenado con una docena de años? ¿Es justo que a un victimario le reduzcan la pena cinco años de un asesinato por 60.000 euros, cifra que el Fiscal del caso autorizó también como atenuante? ¿Es justo que a un hombre que mató a golpes a una mujer, la descuartizó con un serrucho, quemó las manos y la cabeza y arrojó su cuerpo a dos contenedores y un descampado le redujeran en segunda instancia tres años la pena, condena que quedó en 11 años de prisión y tres meses por profanación del cadáver de la víctima?

– Si contáramos con cifras oficiales sobre el número de mujeres que ejercen la prostitución por voluntad propia o como víctimas de trata en España, podríamos medir la tasa de feminicidios por prostitución en relación a la población de mujeres prostitutas.

– Nos parece grave que las redes de trata y los empresarios de los clubes de alterne estén invisibilizados en las noticias sobre los casos de asesinatos de prostitutas. Los grandes medios de comunicación no informan ni advierten a la opinión pública sobre el peligro de las mafias de tráfico de personas con fines de explotación sexual.

– Por último, nos parece pertinente incluir en el debate sobre la prostitución y la trata de mujeres en España, los feminicidios por prostitución y el riesgo que padece este colectivo de mujeres de sufrir violencia extrema.

Esta investigación en el marco del periodismo de datos con perspectiva de género continuará. En la próxima entrega intentaremos responder a la pregunta: ¿Cuántas mujeres se prostituyen en España?

ANÁLISIS DE NOTICIAS EN PRENSA DIGITAL

1) CIFRAS: LOS PERIÓDICOS NO LOS CONSIDERAN CASOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO

Los feminicidios por prostitución no son tratados por las y los redactores y editores de los periódicos como crímenes machistas. Lo constatamos por las noticias publicadas que registramos en Geofeminicidio. Algunos artículos incluso aclaran que no se trata de un caso de violencia de género.

-Caso 2 (El Periódico de Cataluña):

“Según fuentes cercanas al caso, el crimen no estuvo motivado por un móvil económico o pasional. Los primeros indicios ya apuntaban que no se trataba de un robo que acabara mal o de un crimen machista”.

-Casos nueve y 10: (El Mundo):

“La Guardia Civil ha descartado que la muerte a cuchilladas de estas dos mujeres corresponda a un caso de violencia de género, dado que no había relación sentimental entre el detenido y sus víctimas, según explicaba este viernes la Subdelegada del Gobierno en Alicante, Encarna Llinares”.

“Crimen pasional” todavía se usa ese término en la prensa para justificar el acto por parte del victimario y enmascarar el asesinato machista, como en el artículo de El Periódico de Cataluña:

“La causa de lo ocurrido fue distinta, según revelaron las pesquisas ‘cuando estaba con la chica el hombre se enajenó, se puso extremadamente violento, perdió el control y la mató’”.

El enfoque de las noticias recopiladas forma parte de la estigmatización social que existe en torno a la prostitución y a las mujeres que la ejercen. Existe una negación de la violencia machista contra las “otras” mujeres. Por otro lado, que sea o no un caso de violencia de género: ¿depende de su institucionalización? Para los periodistas de las noticias citadas parece que sí. En ambos artículos, las fuentes policiales se remiten a lo que digan las autoridades. En los casos nueve y 10, de Benissa, Alicante, Encarna Llinares, la Subdelegada de Gobiernose encarga de remarcar que no es un crimen machista. Advertía en las conclusiones del informe que esto da lugar a un concepto equivocado o limitado de los distintos tipos de violencia que sufren las mujeres por el hecho de ser mujeres. Las noticias transmiten el discurso oficial que discrimina entre dos tipos de mujeres, a las primeras se les aplica una Justicia con perspectiva de género basada en la comprobación de la relación de pareja entre víctima y victimario. Las segundas están fuera de la normatividad femenina, de la heterodesignación, son las mujeres que se “salen de la raya” y por lo tanto “es normal” que el peligro las aceche.

El sistema patriarcal, la naturalización de la violencia de género y sus consecuentes practicas discursivas se diseminan con resultados previsibles aunque velados a los ojos de la opinión pública: en la prensa las mujeres asesinadas son revictimizadas y sus victimarios, hombres, invisibilizados en una criminalidad justificada.

Las “otras” mujeres, las prostitutas, son tratadas en las noticias como las no-esposas, no-novias, no-amigas, no-amantes. Me pregunto, desde lo simbólico: ¿serán no-mujeres, no-personas?

2) ASESINATO: SU DESCRIPCIÓN SE CENTRA EN LA SAÑA DE LOS AGRESORES

En ese limbo o no-lugar funciona una paradoja, la indiferencia o subvaloración manifestada por la prensa es acompañada por una sobrerepresentación de la violencia que padecen estas mujeres antes de morir: se muestran descripciones cruentas de los hechos violentos relacionados con el asesinato y la saña del asesino sin que aporte información sustancial a la noticia. El énfasis está puesto en las torturas y atrocidades que sufren los cuerpos de las víctimas y en los efectos del uso de la fuerza masculina. Apelan al morbo y hasta transmiten el sadismo del asesino.

– Caso 3 (El Día de Córdoba)

“En la madrugada de un día no determinado pero comprendido entre el 7 y el 9 de abril de 2010, se produjo una fuerte disputa. Según el fiscal, Salvador C. R. se dirigió a un armario, del que cogió un cuchillo con una hoja de 26 centímetros de longitud y cinco de ancho, así como un hocino con una hoja de 17 centímetros. Provisto de las referidas armas, se aproximó a la víctima, a la que ‘comenzó a asestar multitud de golpes en la cabeza, cuello, abdomen y extremidades superiores’. La víctima intentó huir, pero el procesado lo evitó cerrando con llave la puerta del domicilio. La Fiscalía relata que, acto seguido, el individuo continuó asestándole golpes a la mujer, hasta un total de 91. La multitud de heridas sufridas le causaron una cuantiosa hemorragia externa, lo que le originó una insuficiencia cardiocirculatoria que le provocó la muerte por shock hemorrágico”.

– Caso 5 (Levante)

“El procesado contactó desde el teléfono móvil de su mujer con la prostituta y se citó en el domicilio de la víctima. El acusado discutió con la mujer y la golpeó con gran violencia. Un ejemplo de la brutalidad con la que actuó el homicida es que con uno de los golpes le partió una prótesis dental. Después, agarró fuertemente el pañuelo de seda que llevaba la mujer en el cuello y apoyó uno de los pies sobre su espalda para aplicar más fuerza”.

– Caso 6 (ABC-Agencia EFE)

“Desde allí fueron a otro lugar también alejado del pueblo y propiedad de la familia del acusado, quien, mientras estaban los dos sentados en el coche, sacó una navaja y se la clavó a la mujer varias veces en el tórax y los brazos. A continuación, sacó a la mujer del coche y la siguió acuchillando, hasta que la arrastró hasta un pozo y arrojó su cadáver al interior”.

– Casos nueve y 10 (Las provincias)

“Lo cierto es que enfureció y la emprendió a golpes con la prostituta. Primero le rompió un vaso de cristal en el pecho. A continuación, cogió un cuchillo y cosió a puñaladas tanto a ella como a la segunda víctima, que se había despertado con el alboroto. No fue hasta el día siguiente cuando cobró verdadera conciencia de la atrocidad que había cometido y decidió entregarse”.

– Caso 12 (La Opinión de Málaga)

“Salió desnudo, envuelto en una toalla, señaló, mantuvieron las relaciones y le dio 50 euros. Ella se dio la vuelta, y la amenazó con el cuchillo pidiéndole todo el dinero. Sólo tenía 60 euros en el bolso. Se quedó además con las tarjetas bancarias. ‘Le pinché con el cuchillo en diversas ocasiones, sin saber por qué lo hacía. Ella cogió un cojín que estaba en la cama para defenderse, pero la pinché a través del mismo’, aclaró. Salió herido del forcejeo, en concreto en su antebrazo izquierdo y el pecho, dijo. ‘Le miré el pulso en el cuello y pensé que estaba muerta’, apuntó. La mujer gritó, y él trató de callarla tapándole la boca con la mano y la funda de la almohada. ‘La televisión estaba encendida’, añadió”.

– Caso 13 (ABC)

“La secuencia de los hechos fue la siguiente. Raúl y la joven mantuvieron un último contacto sexual y estuvieron consumiendo alcohol y cocaína. En un momento dado, la mujer le pidió una cantidad de dinero que el homicida confeso se negó a entregarle. La discusión fue brutal, hasta que Raúl agarró un martillo y la golpeó en la cabeza. Luego, acabó matándola de dos cuchilladas”.

En todos los artículos señalados, el relato de la historia se centra en la descripción del acto violento o el acto violento conforma el único relato dentro de la noticia. Las imágenes descritas transmiten una fijación que suele manifestarse en periodistas dedicados a la cobertura de crímenes: el morbo y el sadismo del asesino se traslada a la subjetividad del redactor. El foco de la redacción elude las causas del asesinato, la criminalidad y peligrosidad del asesino, el sufrimiento y el horror que padece la víctima y el desciframiento de la violencia patriarcal que carcome la rutina con información constante e ininterrumpida de asesinatos misóginos. Las páginas de “sucesos”, ”policiales” y de “impacto” de los periódicos, descontextualizan la violencia de género en una serialidad de hechos aislados e inconexos de la “normalidad”. No la consideran un problema estructural y niegan o desconocen que son los grandes reproductores y propagandistas de la naturalización de la violencia de género.

3) COSIFICACIÓN: PROSTITUTAS NO-MUJERES

La cosificación de las mujeres se manifiesta primero en el lenguaje. En la mayoría de los artículos citados se las llama prostitutas antes que mujeres. La palabra prostituta funciona como una sinécdoque de “mujer”, figura retórica que en este caso se encarga de representar todo lo que es una mujer, por una parte de lo que ella hace que es prostituirse. Falsamente, como dirá Marcela Lagarde, si para la ideología patriarcal la sexualidad de las mujeres es definitoria en sus vidas y en su feminidad, “la prostitución es un modo de vida total (real y simbólicamente) (2)”. En la mayoría de los artículos las mujeres son discriminadas y esencializadas doblemente, por ser mujeres y ser prostitutas.

Caso dos (El País)

“Era rusa y tenía 30 años. Los vecinos destacan su belleza y gusto por la buena ropa”. “Cada día veía entrar y salir chicas guapísimas del edificio, rubias, negritas…Era tan guapa y tan elegante que al principio no pensé que trabajara de eso, que fuera prostituta (cita de un testigo)”.

Caso ocho (La Mañana)

“Una joven prostituta de 25 años que desde hacía un año y medio alquilaba sus curvas en las rotondas de la capital del Segria…” “Rara era la noche que su cuerpo no deslumbraba a los conductores que entraban o salían de Lleida”.

Caso 13 (ABC)

“En el mundillo en el que se movía, era bastante conocida. Se definía como una “tigresa” y dependiendo de la ocasión daba un nombre u otro…A sus 30 años, a algunos clientes les parecía mayor…”

La manera de describir a las víctimas está influenciada en cómo estas se presentan en los avisos de prostitución, se hace referencia a sus nombres “profesionales”, el precio que cobraban por el “servicio” e incluso se le da especial relevancia a aquellas que tenían una larga cartera de clientes o lograban ganar importante sumas de dinero con dicha actividad.

4) MOTIVOS: UNA DISCUSIÓN O UN ROBO, NUNCA LA MISOGINIA

En la mayoría de los artículos se cita a informes de la declaración ante la policía, folios de sentencia o fuentes que llevan los casos. Inferimos que, pese a que los reporteros recopilan información y datos sobre víctima y victimario, ¿por qué no se publican los nombres completos ni las características de los hombres que cometen los crímenes? Los redactores no infieren, por ejemplo, que los victimarios no quieren pagar el precio pautado por las víctimas cuando en al menos la mitad de los casos el motivo del asesinato es “el precio del servicio” o se presume que lo sea: ¿Es esto lo que desencadena la violencia en ellos que acaba en una demostración atroz de fuerza y en el asesinato de la víctima? Centrar el motivo de los asesinatos en esta cuestión esconde la misoginia, traslada a la mirada subjetiva de quien elabora la noticia.

La misoginia es una mentalidad social alimentada por el imaginario colectivo, la continua reproducción y repetición de mitos antiguos y contemporáneos -sobre todo los relacionados con el amor romántico- y la resistencia del patriarcado como sistema de vida, a que las mujeres rompan con el orden simbólico que las coloca en un lugar de inferioridad en nuestra especie. Los medios de comunicación retroalimentan esa misoginia que tiene su especial representación en las noticias policiales o de “sucesos” de los periódicos. Y si no: ¿por qué ocupa un espacio importante de la información del crimen, que el victimario sea apreciado por la comunidad en la que vive: la misoginia del hombre “normal” que acuchilló a las dos mujeres en su piso de Benissa, Alicante y luego del asesinato fue a trabajar como si se tratara de un día de rutina. ¿Y la misoginia del hombre que mató a golpes y descuartizó a la mujer, que pensó en suicidarse cuando se dio cuenta de lo que había hecho, al día siguiente? En lugar de eso fue a una ferretería, compró un serrucho y descuartizó a la mujer con el objetivo de deshacerse del cuerpo para no dejar rastros del hecho. La misoginia del supuesto asesino en serie que sentía asco por las prostitutas debido a un trauma de su infancia (ellos son asesinos por culpa de “otros u otras”, un lugar común en las narraciones de noticias policíacas del motivo que los llevó a cometer el crimen). También podemos citar la misoginia del anciano que olvidó las llaves de su departamento con el cuerpo de la víctima dentro y llamó a un cerrajero al que le dijo cuando entraron a su casa, frente a un gran charco de sangre: “hay un muerto, ¿quieres verlo?”. O la del victimario que estranguló a la mujer más joven de nuestro recuento, de 20 años y la tiró a la calle, frente a su portal, como si se tratara de una bolsa de basura y luego llamó por teléfono a su madre para que limpiara el piso.

¿Cómo es posible que las y los periodistas no se cuestionen acerca del odio de los victimarios hacia las mujeres, más allá de que ese odio fuese canalizado en aquella en la que pudieron descargarlo con un ejercicio de poder total que les permitió aniquilar una vida? Si es tan evidente y lacerante esa misoginia, ¿por qué no la vemos? ¿por qué no la deconstruimos? Los medios de comunicación son un espejo de esa mentalidad social, el calado de la misoginia llega en distintos niveles a todos los sectores de la sociedad, desde el Estado, sus leyes, sus autoridades, sus fuerzas de seguridad, su Justicia hasta la ciudadanía, representada en el último peldaño por simples lectoras y lectores de periódicos.

Puntualizo recomendaciones generales derivadas del análisis de prensa de este informe:

– Las secciones de noticias policíacas, “sucesos”, “sociedad” que cubren crímenes y delitos, deberían contar con un protocolo de redacción en el que se excluyan la descripción de los actos violentos que no aporten información al caso y que inciten o hagan alarde del ejercicio de la violencia.

– Cambio en el enfoque de la noticia, centrada en la criminalidad del victimario o agresor y no en la víctima, quien generalmente acaba siendo revictimizada por la prensa.

– Las y los reporteros, cronistas, redactores, editoras y editores de este tipo de noticias deben contar con una formación especial, focalizada en sensibilizar a lectores y lectoras en la prevención de todas las formas de violencia, en especial la violencia de género. Y utilizar ese enfoque en la elaboración de noticias y reportajes desprovistos de sensacionalismo y banalidad, que involucre a expertos y expertas en sociología, criminología, psicología, filosofía, antropología, pedagogía y otras disciplinas, nos permitiría comprender e interrogarnos sobre el fenómeno de la violencia con más y mejores argumentos, herramientas y saberes.

– La incorporación de un glosario de términos: terrorismo sexual, misoginia, discriminación de género, cosificación, androcentrismo y patriarcado, entre otros, darían un matiz distinto a las noticias y ayudarían a desmontar prejuicios y falsedades que se utilizan y se repiten como si se tratara de verdades inmutables, para ejemplo, en sus múltiples matices, la naturalización de la violencia contra las mujeres. Este informe es una muestra de ello.

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