Regina José Galindo, performer de la violencia y la opresión

El arte performativo como forma de narrar, como experiencia vital, desde la mirada política, el otro y yo, desde el cuerpo, porque el feminismo, la historia, la tortura, la opresión, atraviesan el cuerpo social y el de la artista. Regina José Galindo, guatemalteca, nacida en 1974, usa su cuerpo para mostrarnos sin improvisación, arte performativo y arte de la palabra, poesía

Por Luisa Capel

España, Madrid – El reconocimiento a nivel mundial le llegó en la Bienal de Venecia de 2005. Artista conceptual que deja a los y las espectadoras que decidan el significado de lo que están viendo. Regina José Galindo considera que el arte surge en la mirada cómplice de cada espectador y espectadora. Las interpretaciones de la obra de arte son múltiples e individuales, pero también colectivas porque representan experiencias vividas en el imaginario común. Galindo no deja indiferente a nadie, a veces violenta, otras veces arriesgada, la evolución de la artista va desde el auto-sometimiento y la auto-mutilación en obras como Piel (2001) o Perra (2005), a mostrarse como objeto en performances con voluntarios y voluntarias, o incluso los propios espectadores, que interactúan con ella en piezas donde la artista se expone con mayor pasividad.

Regina comienza a usar su cuerpo como objeto performativo desde su primer trabajo, El dolor en un pañuelo (1999) en el que, atada a una cama vertical, se van proyectando diapositivas de noticias sobre violencia ejercida contra mujeres en Guatemala. Desde el comienzo el juego metafórico de la realidad social guatemalteca y latinoamericana se funde con la denuncia política y de género. La violencia en su país se manifiesta en su cuerpo de una forma cruel, directa, devastadora.

También en 1999, en Lo voy a gritar al viento se cuelga desde lo alto del Arco del edificio de Correos para, desde allí, recitar y lanzar sus poemas al aire.

En Nada se pierde con nacer (2000), la artista se envuelve en una bolsa de plástico y se arroja al vertedero de basura.

En 2001 es invitada a la Bienal de Venecia y allí estrena su obra Piel: se rasura completamente el cuerpo de una forma lenta y ceremonial y luego, desnuda, pasea por las calles de Venecia.

¿Quién puede borrar las huellas? (2003), la artista recorre el trayecto desde la Corte Constitucional hasta el Palacio de la Presidencia con un barreño lleno de sangre, mojando sus pies descalzos y dejando así la huella, el mismo año que se presentaba a las elecciones para la presidencia el golpista Efraín Ríos Montt.

En Perra (2005), sentada en una silla se escribe sobre la piel de un muslo con un cuchillo la palabra “perra”, vestida de negro. Las mujeres asesinadas a manos de las maras en Guatemala aparecen con mensajes tatuados en su cuerpo. Frases como “una perra menos” o «aquí dejamos una perra» son habituales.

Con su vídeo Himenoplastia (2004) gana la Bienal de Venecia de 2005. En él vemos la operación quirúrgica de reconstrucción del himen. Además le pide al cirujano que le estreche la vagina, operación ilegal pero habitual que tiene como fin reconstruir la “virginidad” de la mujer.

En Limpieza Social (2006), desnuda, es golpeada por los chorros a presión de agua que usa la policía para disolver manifestaciones.

En 2006 su obra da un giro, Regina José Galindo decide introducir en sus performance voluntarios tomando ella un rol más pasivo. En Piedra (2007) se sitúa en el centro de exposición, pintada como tal, mientras dos varones orinan sobre ella. Así se van combinando propuestas donde mezcla la palabra y lo simbólico en una acción como La verdad, en la que la violencia cobra un simbolismo cruel.

En Caparazón (2010), la artista se sitúa dentro de una burbuja transparente y es golpeada por varias personas. En 150.000 voltios (2007) la artista espera de pie a que un hombre aplique descargas eléctricas con el mismo voltaje que se usa en las torturas. En Piel de gallina (2012), permanece encerrada en una cámara frigorífica esperando a que el espectador/a abra la compuerta y la observe o Tierra (2013): una máquina excavadora crea una tumba gigante alrededor de la artista en una explanada.

La violencia, la muerte, la tortura, son constantes en la obra de Galindo como reflejo de la sociedad en la que le ha tocado vivir. Guatemala, con una cruenta Guerra Civil, terrorismo de Estado, violaciones, torturas, es una de las protagonistas principales en la obra de la artista.

Su cuerpo de mujer es el territorio de denuncia de violaciones de derechos humanos, no sólo cometidas contra mujeres como en su obra Mientras, ellos siguen vivos (2007), donde yace en una cama en avanzado estado de gestación, atada como eran atadas las mujeres para ser violadas durante los conflictos bélicos, sino de todos aquellos hombres y mujeres víctimas, personas oprimidas, sin voz, acalladas, masacradas. Regina José Galindo, su cuerpo, su voz, su obra:

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