Identificación de problemas en la documentación del feminicidio

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Nuestra propuesta es compartir, debatir y ampliar las preguntas entre las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía comprometida, sobre los obstáculos a los que se enfrentan los Estados para prevenir el feminicidio. Los estudios y estadísticas desde la perspectiva del feminicidio como categoría político-jurídica son escasos y deficientes. Uno de los retos pendientes: identificar los problemas en la documentación global del feminicidio.

Graciela Atencio 

 

El feminicidio, el asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres, no es un asunto prioritario ni urgente en las agendas de los poderes públicos de los Estados a pesar de que en el planeta la principal causa de muerte de las mujeres entre 15 y 44 años es la violencia de género. ¿Qué es lo que falla a nivel global -comunidad internacional- y local -países- para que no hayamos podido todavía combatir de raíz la violencia contra las mujeres, el principal obstáculo en el camino hacia la igualdad?

El feminicidio es un fenómeno que se manifiesta con sus particularidades en todas las sociedades patriarcales. Si tomáramos esa categoría político-jurídica como paradigma de estudio y análisis, podríamos ampliar nuestras estrategias de sensibilización y prevención de ésta y otras formas extremas de violencia patriarcal -no sólo contra las mujeres-. Existen apenas estudios e investigaciones comparadas que nos permitan dimensionar los alcances del feminicidio. Sólo por citar dos ejemplos a continuación, en el contexto del feminicidio en América Latina. Ambos resultan insuficientes y contienen lagunas importantes.

En el 2012, The Geneva Declaration on Armed Violence and Development, iniciativa diplomática que surgió en el 2006 con el objetivo de observar los vínculos entre violencia armada y desarrollo, publicó el Informe Global Burden of Armed Violence. El estudio abarcó a 111 países y los autores de la investigación advirtieron sobre la escasez de datos y de información, lo que imposibilitó un análisis comparativo preciso: se contabilizaron como feminicidios todos los asesinatos de mujeres y la única tipología que se tuvo en cuenta fue la del feminicidio íntimo (perpetrado por parejas o exparejas). Según dicha investigación, 66 mil mujeres fueron asesinadas en el mundo cada año, entre el 2004 y el 2009, la cifra representa el 17% del total de asesinatos cometidos, es decir que el 83% restante fueron asesinatos de hombres. Uno de los datos más alarmantes: de los 25 países con tasas altas y muy altas de feminicidios, 14 son de América Latina y el Caribe y 9 de ellos están entre los 12 con las tasas muy altas (ver gráfico a continuación).

El otro estudio que podemos tomar como ejemplo es el de Seguridad Ciudadana con Rostro Humano: diagnóstico y propuestas para América Latina (Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). América Latina presenta avances en reducción de pobreza y desigualdad social, pero paralelamente a esta situación, crece la violencia: la región registra cada año más de 100.000 homicidios. Entre 2000 y 2010 los homicidios de la región aumentaron un 11% mientras que en el resto de las regiones del mundo descendió o se estabilizó.

En 10 años murieron más de un millón de personas a causa de la violencia extrema y el estudio se refiere a la “paradoja latinoamericana”: a pesar de los indicadores de crecimiento y desarrollo regional, también han aumentado la violencia y la inseguridad objetiva y percibida por la población. El capítulo 3 hace una radiografía del delito y la violencia regional a través de tres indicadores: homicidios, robos y temor ciudadano.  Si nos centramos en el primer indicador, en 11 de los 18 países analizados, la tasa de homicidios cada 100.000 habitantes es mayor a los 10 homicidios, nivel considerado pandémico para la Organización Mundial de la Salud (ver gráficos a continuación).

Los jóvenes son el grupo más afectados por la criminalidad y la violencia y los responsables más comunes de la comisión de delitos. La tasa de homicidios de jóvenes latinoamericanos es más del doble de la tasa para toda la población, 70 por 100.000 jóvenes.

Por otro lado, los homicidios se concentran la población masculina. “Los registros administrativos de los países que hacen desagregación por género muestran que los hombres son las principales víctimas de los homicidios en la región, y superan las tasas de las mujeres asesinadas por cerca de 10 veces en todos los países (pág. 54)”. Y agrega: “…Si bien la gran mayoría de victimarios y víctimas son varones, aproximadamente una de cada 10 víctimas es mujer. Hay evidencia de que la tasa de homicidio de mujeres ha crecido”. Luego, hace una breve mención a los feminicidios y los discrimina de los homicidios pero no hace referencia a estudios comparados de feminicidios por países ni tasa de feminicidio, sólo por citar dos indicadores básicos. Sólo acompaña esta breve información con una tabla de un recuento de número de feminicidios en cuatro países.

Lo evidente a nivel regional, en América Latina y en España –Feminicidio.net lleva un recuento propio de casos y una tipología de feminicidios y asesinatos de mujeres en España desde 2010, a través de una base de datos online, Geofeminicidio– es que no contamos con estadísticas ni estudios oficiales que profundicen en las distintas formas de las violencia contra las mujeres pero tampoco en la violencia masculina, la que ejercen hombres contra otros hombres. Existe una falla epistemológica en las estadísticas que invisibliza a los victimarios de todas las formas de violencia, hombres en alrededor del 90% de los casos.

A continuación presentamos un “árbol” con identificación de problemas en la documentación global del feminicidio que compartiremos esta tarde con organizaciones de la sociedad civil de España y América Latina, en el II Seminario Internacional de Violencia contra las Mujeres, que se celebra en Madrid.

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