La marea violeta continúa. Este 8 de marzo las miles de mujeres que participaron en la marcha celebrada en Madrid dejaron claro que el movimiento feminista defenderá los derechos sociales alcanzados en las últimas décadas. Te contamos la historia de la primera marcha del Día Internacional de la Mujer, celebrada después de la dictadura de Franco.
Texto: Noemí García Cabezas / Edición: Graciela Atencio / Fotografías: Francisco Gatica
En España la primera manifestación por el Día Internacional de la Mujer se celebró con el gobierno republicano, en 1936, unos meses antes de que comenzara la Guerra Civil. Desde ese momento, el festejo se prohibió hasta 1977. El 8 de marzo de ese año, a las 6 de la mañana, el Frente de Liberación lanzó 400 globos y repartió panfletos con consignas que aún hoy, paradójicamente, resultan de plena actualidad: “Abajo la prensa sexista”, “Mujer, sal de tu cocina y organízate”, “Anticonceptivos libres y gratuitos”, “Lucha por tu liberación”…
Ese año aún no hubo manifestación pero casi 1.000 personas, la mayoría mujeres trabajadoras de los barrios de Madrid, se concentraron en uno de los “barrios rojos” de la capital, El Pozo del Tío Raimundo. Bajo el título Ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora: ni una mujer en la cárcel ni una mujer sin trabajo, participaron en este acto reivindicativo mujeres de la Cooperativa del Pozo del Tío Raimundo, del Frente de Liberación, del Movimiento Democrático y de la AUPEMP. Sin dejar de lado el carácter reivindicativo, esa fecha se vivió como una fiesta: fue la primera vez que se celebró una jornada feminista fuera de la clandestinidad.
En 1978 tuvieron lugar las primeras manifestaciones en España por el Día Internacional de la Mujer. Unas 6.000 personas salieron a las calles en Madrid, según el Diario El País. “Por un puesto de trabajo sin discriminación” fue el lema elegido por las manifestantes en Madrid para la primera manifestación del 8 de marzo en España.
En aquellos años, también la crisis golpeaba duramente a España y por ello se recogían en el manifiesto protestas contra el paro femenino, contra los expedientes de crisis y contra el trabajo temporal. Además, se solicitaba amnistía para las mujeres encarceladas por delitos específicos de su sexo; pedían educación sexual, anticonceptivos y aborto a cargo de la Seguridad Social.
CRÍTICAS A LA LEY DE SUPUESTOS PARA EL ABORTO
A las 19:30, la plaza de Jacinto Benavente, a pocos metros de Sol, se convierte en el punto de encuentro de los diversos grupos. Algunas han quedado previamente para recorrer en grupos más o menos numerosos el tramo que separa esta plaza de Atocha (donde tiene lugar el final de la marcha); otras muchas personas van por libre, solas, en parejas, en pequeños grupos de amigas y amigos.
Esta noche en Madrid el ambiente es entre festivo y reivindicativo; festivo al inicio de la marcha, abierta por una batucada compuesta exclusivamente por mujeres, que hace bailar a las manifestantes y atraer la atención de la gente que inesperadamente pasaba por allí.
Las declaraciones de ayer del Ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón y la tergiversación que hizo de “la violencia de género estructural” encendieron los ánimos del movimiento feminista, que responde en una de sus pancartas: “violencia estructural es la precariedad”. El lenguaje sexista, otro tema de plena actualidad, también tiene su hueco: “El lenguaje nos invisibiliza. RAE machista”.
Las medidas del gobierno que afectan a las mujeres son el principal blanco de las críticas en este 8 de marzo: la vuelta a la Ley de Supuestos para el aborto, el impacto de la crisis económica y la discriminación o violencia económica que padecen las mujeres y la reforma laboral. Se leen numerosos mensajes en decenas de pancartas: “contra el patriarcado, revuelta feminista”, “ni un paso atrás por los derechos de las mujeres”, “ni recortes ni tiritas, revolución feminista”.
Una mezcla de alegría y de impotencia se adueñan de las mujeres y hombres que marchan hoy en la capital española: alegría porque los derechos obtenidos en las últimas décadas son motivos de festejo; impotencia por aquellos derechos que, amparados en la crisis económica o en el poder político que la Iglesia Católica tiene en el gobierno del PP pueden desaparecer de un plumazo. Las pancartas de hace 35 años bien podrían ser las mismas que las de hoy (aborto, igualdad laboral, separación iglesia-estado, autonomía personal…). Sin embargo, esa impotencia se transforma en expresión de lucha, la que siempre ha acompañado al movimiento feminista.
Una vez más el color morado –todo un símbolo– es el predominante en esta tarde de jueves, como ocurrió ya en febrero con la Marea Violeta. Una vez más, las mujeres son mayoría, pero es justo reconocer que cada vez son más los hombres que reivindican también la igualdad real entre ambos sexos. La diversidad de mensajes subjetivos va emparejada también con la de agrupaciones, asociaciones y ONGs.
No acertamos a decir cuántas personas se manifiestan hoy pero sí podemos decir que casi una hora y media después de haber comenzado la marcha, aún seguía saliendo gente de la Plaza de Jacinto Benavente. Más lenta que otros años, la marcha llegó finalmente a Atocha. No se leyó un manifiesto conjunto pero varias agrupaciones han realizado sus propios comunicados. Bajo el lema “¡Ni un paso atrás! Por los derechos de las mujeres”, el Partido Comunista de España asegura que “cualquier modificación no nos hunde, sino que nos hace más fuertes para afrontar una larga lucha que llevamos recorriendo años”. Por su parte, la Asamblea Transmaricabollo de Sol dice en su manifiesto: “Si volvemos a los ochenta que sea para bailar y manifestarnos junto al Cojo Manteca”. Otro de los manifiestos repartidos ha sido el de la Plataforma de Mujeres en la Diversidad de la Comunidad de Madrid, que denuncia el abandono de las políticas públicas de igualdad, la reforma laboral, la desaparición de la partida presupuestaria para el fomento del asociacionismo de mujeres y la falta de autonomía de ciertos organismos representativos de las políticas de igualdad: “ahora más que nunca, lucha feminista”, cierra su manifiesto.
La marcha culminó a las 22:15 en Atocha con la intervención de la policía, que si bien no llegó a emplear el uso de la fuerza, comenzó a cerrar filas y a «arrinconar» a las manifestantes que optaron por sentarse y cantar algunas de las consignas coreadas durante la noche. Algunas de ellas incluso se quitaron las camisetas. El grupo se disolvió media hora más tarde de manera pacífica.
EN TWITTER, MANIFESTACIÓN VIRTUAL
Las redes sociales han sido este año nuevas protagonistas de las convocatorias. En Feminicidio.net aprovechamos Facebook (www.facebook.com/feminicidio) y Twitter (@feminicidio) para preguntar durante toda la semana sobre el significado de este día. @AltayrBraun nos dice con contundencia que este 8 de marzo es un día de reivindicación más que de festejo. @VikaYaka opina lo mismo: “Por supuesto reivindicar. El 8 de marzo es un día de lucha”, dice. Desde Médicos del Mundo (@MdMGMDV) optan por festejar pero también por reivindicar: “festejar por lo conseguido y reivindicar lo que está por conseguir entre todxs”, dicen. @orfebreale también opta por ambas acciones, festejar y reivindicar, vayan unidas este día: “festejar que estamos grandes y nos hacemos sentir; reivindicar muertes, heridas, golpes, hostigamiento, abuso y dolor femeninos”.
Preguntamos también sobre las reivindicaciones de nuestras y nuestros tuiteras/os: @MdMGMDV reivindican “nuestro espacio en la vida pública sin tener que adoptar roles culturalmente masculinos”; @EnlamanodeKing reivindica “la inclusión del hombre en el movimiento feminista”, algo en lo que abunda @aranzazuespeso: “reivindico que los hombres se impliquen activamente en la causa femenina. Sin ellos la lucha de las mujeres es más difícil”. Otro tuitero hombre, @chemadyaz reivindica “igualdad, a secas”. Por su parte, @ersihe coincide con nuestra línea: “pienso que hay que mantener la memoria histórica del #8demarzo” y lanza una pregunta: “¿hemos transformado la participación económica privada/pública?”. @FridaCalvo reivindica “los derechos de las mujeres, la igualdad de género, que existan más candidaturas de mujeres comprometidas con el género”.
También aprovechamos el recorrido de la manifestación para conversar con algunas manifestantes de esta marcha, que el año pasado cumplió 100 años de vida a nivel global.
ALICIA: “LOS FEMINISMOS ESTÁN SIENDO Y SERÁN”
Alicia es educadora social, y cree que este 8 de marzo “tenemos que festejar que los feminismos están siendo y serán”. Alicia reflexiona también sobre las agendas comunes: “tendríamos que preguntarnos por los tableros donde se configuran las agendas «globales» y si las reglas en la partida son equitativas. Para mí la única manera de hacer política común es que los colectivos organizados piensen contextualmente en sus necesidades, deseos, prioridades… y de ahí difundir, traducirnos en lenguajes, servirnos de espejos y buscar los modos de encontrarnos desde los deseos”.
NOELIA: “QUIERO PARTICIPAR ACTIVAMENTE DEL NUEVO PAPEL DE LA MUJER EN ESTE CAMBIO HISTÓRICO”
Noelia es periodista, viene de Huesca y actualmente está en paro. Ella cree que en este día hay que “reivindicar el justo reconocimiento de la mujer en nuestra sociedad”. Tiene una larga lista de reivindicaciones, entre las que destacan “la presencia de las mujeres en la vida pública” y “el reconocimiento de la mujer en la gestión de recursos económicos, partiendo de las frágiles economías familiares que logran sacar adelante a miles de familias de nuestro país y de países que lo pasan mal siempre”.
Hablamos con ella sobre el papel que las mujeres desarrollaremos en esta época de cambio histórico, y como buena conocedora de la situación en Italia (ha vivido allí y ha trabajado para un medio italiano), comenta que en ese país “está habiendo un gran movimiento social femenino para reivindicar la discriminación de género; aún ahora que el presidente ha cambiado, la mujer sigue siendo tratada como un objeto”. Noelia cree que la mujer tendrá un papel sin duda relevante: “no sólo lo creo; lo sé, lo siento y quiero, como mujer, participar activamente de ello”.
AMANDA: “FESTEJO NUESTRA HISTORIA DE LUCHAS”
Amanda trabaja en una ONG como coordinadora de programas de desarrollo en Marruecos. Ella hoy festeja “nuestra historia de luchas, nuestras resistencias, nuestras victorias y nuestras derrotas”.
En cuanto a las reivindicaciones de las mujeres que deberían incluirse en una agenda común Amanda habla de “todo lo relacionado con nuestra autonomía personal, con ser actoras de nuestras vidas”. “No nos van a imponer ningún modelo de feminidad”, termina.
CAROLINA: “HAY MUCHOS PAÍSES DONDE LA INDEFENSIÓN DE LA MUJER ES ABSOLUTA”
Carolina trabaja en la Sanidad Pública desde hace 20 años. Cuando le preguntamos si festejar o reivindicar en este 8 de marzo, duda: “primero he pensado que no había nada que festejar, pero luego he pensado de dónde venimos y cómo estamos ahora, y realmente hemos avanzado”.
A nivel mundial, cree que es necesario “promover la educación y la formación de las mujeres, para poder acceder a puestos de trabajo y lograr la independencia económica”. Aunque reconoce que personalmente a ella no le afecta por ejemplo en el tema de salarios desiguales según el género, cree que “es necesario volver la vista a otros países donde las condiciones en las que viven las mujeres no tienen nada que ver con las nuestras, y su indefensión es absoluta”.
CLARA: “ES NECESARIO UN TRATADO INTERNACIONAL DE COOPERACIÓN QUE CONDENE A PAÍSES QUE DESATIENDAN LOS DERECHOS DE LAS MUJERES”
Cuando a Clara le preguntamos sobre si hay algo que festejar es rotunda en su respuesta: “Nada en absoluto”. Ella aboga por seguir reivindicando, trabajando, convenciendo y concienciando, y no olvidar que incluso en los países llamados desarrollados existen aún multitud de situaciones de desigualdad entre hombres y mujeres, tanto en lo familiar como en lo laboral.
Clara cree que es urgente firmar “un tratado internacional de cooperación para que se acaben las desigualdades, con condenas explícitas a los países que desatiendan los derechos básicos de las mujeres”.
ISABEL: “NADIE NOS HA REGALADO NADA”
Isabel trabaja en una multinacional de servicios. Igual que otras manifestantes, por un lado se une a la opción de que “no hay nada que festejar”. Cree que esta celebración pudo tener sentido hace más de un siglo, cuando la mujer empezó a tener voz, pero ahora –dice– “seguimos viviendo, como poco, con desigualdad e injusticias”. Sin embargo, Isabel es firme cuando habla de reivindicar la memoria histórica de esas luchas: “debemos recordar que aquella lucha sirvió para conseguir lo que ahora tenemos, que nadie nos ha regalado nada”.
En cuanto a reivindicaciones, habla de exigir igualdad de salarios y oportunidades: “no debemos permitir que lo conseguido retroceda”. Habla también de la separación Iglesia-Estado y de identificar la violencia contra las mujeres “como expresión de dominación y control de los hombres”.
LOURDES: “HAY QUE EQUILIBRAR LAS OBLIGACIONES”
Lourdes es una de esas mujeres que optó por ser autónoma. Gestiona una pequeña empresa con sus hermanos, y hoy acude a la manifestación por el Día Internacional de la Mujer: “creo que tenemos que seguir cultivando nuestro espíritu positivo”. Lourdes hace memoria y nos habla de todos los logros que hemos conseguido, “y de los que quedan por conseguir sobre todo en algunas zonas del planeta”.
Ella reivindica “igualdad de derechos”, pero no olvida las obligaciones: “en ellas estamos tan descompensadas con los hombres…”. Cree que ésta sería una gran reivindicación para incluir en las agendas políticas comunes: “todas y todos estaríamos más equilibradamente satisfechas/os”.
ISABEL: «EL 8 DE MARZO DEBE SER SIEMPRE UNA CELEBRACIÓN REIVINDICATIVA»
Isabel no se encuentra con nada que celebrar: “en un mundo lleno de diferencias sexistas no es igual ser hombre o mujer”, dice. Imagina un mundo perfecto en el que todos seamos iguales“. Puede celebrarse que podemos votar, conducir, no llevar velo… pero siempre debe ser una celebración reivindicativa”, asegura.
Ella se muestra especialmente sensibilizada con el tema del aborto: “no digo que no haya cosas más importantes pero es un tema que realmente me hace salir a la calle”.
Agradecemos la colaboración prestada por el Centro de Documentación del Instituto de la Mujer, que nos permitió la publicación de la primera fotografía en blanco y negro que aparece en este artículo, de una manifestación celebrada en Madrid a finales de los 70.