“Una red global de solidaridad puede poner freno a la violencia y la depredación patriarcal”

Este 25 de noviembre conmemoramos el segundo aniversario de Feminicidio.net y hemos querido celebrarlo sumándonos a la campaña One Billion Rising(Un Billón de Pie, en español), una iniciativa promovida por la organización V-Day, que invita a un billón de mujeres de todo el mundo a manifestarse el próximo 14 de febrero con un baile trasnacional y colectivo. Si vives en Madrid, tendrás la oportunidad de participar en una Batucada feminista por la cultura de vida y el freno a la violencia y la depredación patriarcal. En su visita a Lima, tuvimos el placer de conversar con la promotora de esta original iniciativa, Eve Ensler, una mujer que con su energía contagia la pasión por transformar el mundo.

Agustina Daguerre García y Dounia Sadaoui 

Perú, Lima – La escritora neoyorkina es reconocida en todo el mundo gracias a la obra de teatro Los Monólogos de la Vagina, traducida a 48 idiomas; constituye un hito en la denuncia de la violencia sexual y otras formas de violencia de género. Eve pasa últimamente largas temporadas en El Congo como activista solidaria y denuncia los abusos cometidos contra mujeres en conflictos armados.

– Eve, con tus creaciones artísticas y tu activismo, te has convertido en uno de los máximos referentes en la denuncia de la violencia sexual a nivel mundial. Tu propuesta supone un cambio en el plano simbólico, bailar es una forma de generar una cultura de vida frente a esta cultura de violación de la que hablas. Es importante promover estrategias que no revictimicen a las mujeres sino que hablen de su poder de resiliencia. En Perú y según datos de organizaciones de mujeres, una de cada 5 mujeres ha sufrido violación sexual antes de los 15 años. ¿Cómo podemos crear una cultura amorosa, que acabe con la violación?

– Primero de todo: es necesario que la gente se una. Hay demasiada fractura social, vivimos en un mundo fragmentado. Los gobiernos resultan diferentes a lo que en primer momento prometían y todo el mundo tiene malestar. Una de las cosas que me gusta de Un Billón de Pie es la planificación de una acción puesta en común: todos y todas nos ponemos de acuerdo para bailar. Podemos estar de acuerdo en que no queremos mujeres violadas, golpeadas y destruidas. Podemos acordar unirnos un día para juntar nuestras energías en una causa común. Ahora, esto implica construir las emociones, la organización, la estructura, dirigidas hacia una unidad. Lo que estamos viendo en todo el mundo es que lamentablemente, parece haber un patrón que tiende a repetirse: los movimientos de mujeres están muy divididos, separados, compiten por recursos, se vuelven unos contra otros, lo cual es bastante patriarcal. Aquí tenemos la oportunidad de dejar a un lado nuestras agendas individuales, no decimos que solo existe un único modelo o una única forma, porque las mujeres y los hombres somos seres muy diferentes y diversos. Pero lo que sí podemos hacer es ponernos de acuerdo en ciertas cosas básicas. Hablemos por ejemplo de Perú, donde el 65% por ciento de las mujeres han sido golpeadas o violadas y donde hubo una esterilización forzosa que afectó a más de 350.000 mujeres. Sabemos que han habido muchas mujeres violadas por militares pero no se ha hecho Justicia. Sin embargo, hay cosas muy específicas por las que la gente se puede levantar: podemos luchar por las mujeres que sufren violencia de género en el interior de sus casas y que esto no sea visto como algo normal sino algo terrible que no debería pasar nunca. Elijamos cinco cosas por las que las mujeres en Perú y los hombres que las aman, los buenos hombres, luchen y focalicemos toda nuestra energía en ello. El presidente Humala fue elegido gracias al apoyo de las mujeres en este país, hizo muchas promesas relativas a la reparación de víctimas de violaciones y esterilizaciones forzosas, pero tiempo después no ha hecho nada. ¿En lugar de usar a las mujeres para ganar las elecciones, no podemos actuar para que el gobierno cumpla realmente con las promesas hechas a las mujeres?

– Las mujeres siguen estando al margen de los espacios de poder. Nuestras agendas siguen estando fuera de las prioridades del Estado. ¿Cuáles crees que deben ser las estrategias de las mujeres para generar alianzas trasnacionales. ¿Es posible una agenda política común trasnacional de lucha contra la violencia de género?, ¿Un billón puedes ser un ejemplo para abrir un camino en ese sentido?

– La verdad es que solo puedo hablar de mi propia experiencia y de mis viajes por varios países del mundo. Creo en la gente y en los movimientos de personas, no creo en los gobiernos. Pienso que el poder cambia a las personas cuando éstas llegan a gobernar. En Perú lo hemos podido comprobar con todas las promesas incumplidas del gobierno. Creo que las mujeres y los buenos hombres tienen el potencial de crear movimientos y esas futuras estructuras. No sé qué tipo de estructuras serán, no sé tampoco si van a estar en manos de gobiernos, o será algo que evolucione en una dirección distinta. Pero lo que sé es que en Un Billón de Pie, el 14 de febrero, un billón de mujeres bailarán en este planeta. Necesitamos un cambio y que nuestras energías vayan destinadas a cambiar la conciencia de la gente. Cuando juntas a la gente – lo he visto con la obra de Los Monólogos de la Vágina en el teatro- las personas se transforman a través de esta conexión energética y de cambio de conciencia colectiva. Si somos capaces de juntar un billón de mujeres bailando en todo el mundo y mostrar la violencia masiva que sufrimos pero también la cantidad de mujeres a escala mundial que combate la violencia hacia las mujeres, algo increíble va a pasar. Estoy segura de ello.

– En la web de V-Day recoges testimonios de hombres sobre la discriminación y violencia diaria que sufren las mujeres. ¿Crees que este nuevo cambio de paradigma nos manifiesta que el sujeto feminista no es necesariamente mujer y que la verdadera transformación se dará cuando los hombres se sumen a la lucha?

– Totalmente de acuerdo, mira he trabajado en esto desde… Uf: ¡hace tanto tiempo que da miedo! Casi 50 años. Te puedo asegurar que sin hombres no vamos a erradicar la violencia. Un 95% de la violencia hacia las mujeres son cometidas por hombres así que si los hombres no cambian, solo nos queda prescindir de ellos y no creo que eso sea posible. Hay algo especialmente emocionante en Un Billón de Pie: muchísimos hombres se están involucrando en esta iniciativa. Acabo de llegar de Guatemala donde han presentado Los Monólogos de la Vagina y diría que más de la mitad del público eran hombres. Y al final de la obra aplaudían de pie exclamando: ¡Aquí estamos! Y lo mismo ha ocurrido en México. Creo que los hombres entienden que si las mujeres no son libres, ellos tampoco lo son. Cuando violas a una mujer estás destruyendo tu propia alma. Muchos padres traen a su hija, lloran y dicen: “quiero que mi hija sea libre, quiero que mi hija sea fuerte, quiero que mi hija sea protegida, quiero que mi hija…”. Creo que hay muchos hombres buenos, el problema es que no se han permitido o no se les ha incentivado a luchar contra la violencia hacia las mujeres como luchan por otras cosas. Si los hombres pusieran tanta energía en luchar contra la violencia hacia las mujeres como la que ponen en preocuparse por los deportes, el mundo cambiaría (risas).

– ¿Qué has aprendido de la sororidad o solidaridad entre mujeres? ¿Y de las mujeres en El Congo? ¿No crees que el feminismo occidental debería escuchar y acercarse más a estas maneras de pensar de las mujeres de otras culturas y sociedades?

– Mira ahora siento que pertenezco más al mundo que a ningún otro lado en concreto. Creo que mi manera de pensar ha sido mucho más influenciada por gente de fuera de EEUU que de dentro. En El Congo, por ejemplo, donde he pasado mucho tiempo, en la ciudad de Joy, que es una comunidad increíble, allí las mujeres se aman, apoyan y cuidan las unas a las otras de una manera que nunca he visto en ningún otro lugar. Allí, realmente he podido comprobar que la sororidad es posible. Pero, ¿qué es V-Day sino un movimiento de sororidad? Cuento con un equipo increíble de mujeres, algunas tienen poder, dinero, son muy conocidas o son activistas y literalmente se vuelcan en apoyar la lucha contra la violencia. Te pongo un ejemplo: ayer nos hemos enterado de un caso en El Congo, un hospital que recibía a mujeres violadas en condiciones lamentables, mujeres que habían sido operadas y que tenían que dormir en colchones directamente en el suelo, una auténtica pesadilla. Y en un día, en tan sólo dos horas, con el apoyo de mi equipo hemos podido recolectar fondos para cambiar la situación. Por eso me doy cuenta que podemos crear una red global de solidaridad que ponga freno a la violencia y la depredación patriarcal. Podemos lograr que nos puedan contactar desde Perú, El Congo o México y ayudar a las mujeres de esos países que lo necesitan.

– Acabas de estrenar la obra de teatro Emocional Creature en New York, la tierra donde naciste: ¿cómo es tu vida de escritora? ¿Te alimenta la escritura? ¿Cómo la haces compatible con tu vida ajetreada de activista?

– La obra se acaba de estrenar en Nueva York y ya está en marcha. La verdad es que estoy muy contenta. La vamos a llevar a todo el mundo, empezando por Johannesburgo y después iremos a Paris. Lo que realmente me ha gustado es que ha sido muy bien acogida en Nueva York, porque estaba muy nerviosa, es muy feminista y muy radical, y como escritora feminista con una visión política esto en los EEUU no suele ser muy aceptado. Creo que lo que pasa en el escenario es realmente maravilloso. Ver a esas chicas que son tan poderosas contando las historias de todas estas mujeres alrededor del mundo, llenas de talento, es muy emocionante. En la obra pasan por situaciones muy fuertes que generan dolor y sufrimiento pero también se cuentan historias de victoria, bailes y resiliencia y de gente exclamando: ¡tenemos poder!

– Compatibilizar esa vida de escritora y de activista es muy, muy duro. Escribir requiere estar muy tranquila, sola y metida en ti misma. Durante meses tienes que ser también una activista y atender al público y ser muy expresiva. Así que trato de estar periodos del año “hacia afuera” y otros más “hacia dentro”. Acabo de terminar de escribir un nuevo libro que empecé el año pasado cuando tenía mucho de tiempo. El libro saldrá en primavera. Pero sí, tengo que tomarme tiempo para estar sola y eso es duro cuando estás en continuo movimiento 24 horas al día. Lo que hago ahora cuando estoy en París, donde vivo la mayor parte del año, es escribir desde por la mañana hasta las cuatro de la tarde, y a partir de esa hora empieza mi segundo día, que es el V-day. Desde París es perfecto por la diferencia horaria, porque a las cuatro, Nueva York está justo despertando. Este segundo día acaba a media noche o a la una.

– ¿No crees que esta visión de las mujeres como las guardianas o defensoras naturales o reales de la tierra pueden acabar sobrecargando a las mujeres, especialmente a las campesinas?  ¿Cómo podemos cambiar estos discursos?

– ¿Sabes? Creo que nadie es más responsable del cuidado de la tierra que otro u otra. Pero sí creo que la manera en que tratamos los cuerpos de las mujeres y la naturaleza es muy parecida. Y no creo que sea casual que en todo el mundo, en los lugares donde se produce minería a costa de la explotación de recursos de las poblaciones indígenas, te encuentres con violaciones de mujeres. Lo he visto en El Congo por ejemplo. De hecho, ¿dónde no ocurre? Ocurre en Filipinas, en Perú, en cada país donde las mujeres viven en el campo, con esa manera tan empática y recíproca de relacionarse con la tierra. No toman más de lo que comparten y lo que toman lo devuelven… y de repente llegan estas corporaciones con toda su avaricia, la mayoría de países del Norte. Esto también lo he podido ver en México, donde incluso los mismos cuerpos de las mujeres se han convertido en mercancías. En las calles de la Ciudad de México por ejemplo, cuando vas por zonas de tráfico sexual, puedes ver mujeres paradas al lado de una tienda de venta de bicicletas y te puedo asegurar que las bicis son más caras que las mujeres. Vemos cómo se ha producido una  mercantilización de las mujeres en el libre mercado que no sé para quién es exactamente “libre”.  Y luego vemos minerales, recursos, que pertenecen a la gente indígena, que son extraídos por gente extranjera. Y para extraer estos recursos están violando mujeres, destruyendo comunidades, familias, relocalizando y deslocalizando, desenraizando gente y todo eso es violencia.

– El otro día estaba escuchando a Bill Mckibben, hablando de cambio climático y de estos movimientos que actúan en todo el mundo contra la destrucción de los montes, el fracking (fracturación hidráulica), el drilling… Hemos estado trabajando de manera muy separada, cuando en realidad es la misma lucha contra el daño que le estamos haciendo a la madre tierra. Luego me puse a pensar en Un  Billón de Pie y en cómo la gente se está levantando para acabar con las agresiones con ácido… todas estas formas de violencia y tortura a los cuerpos de las mujeres. Estas formas de violencia también afectan al cuerpo de la tierra. Pero de lo que va todo esto es de una cultura de violación, extracción, codicia a la que realmente tenemos que poner freno, darle la vuelta y ponerla al servicio de la gente. De todo esto va Un Billón de Pie, de la intersección de todas estas cosas. No puedes mirar la violencia de las mujeres y no tener en cuenta la pobreza, el cambio climático, el racismo. Todos estos elementos están interconectados. Y creo que hay muchos movimientos en el mundo que están trabajando para acabar con el deterioro medioambiental, el sida y otros temas… pero realmente somos un solo movimiento y si empezáramos a trabajar juntos y a unir todas estas corrientes de energía entenderemos que podemos revertir esta mentalidad de violación y rapiña. Porque: ¿qué es violar? Violar es tomar lo que no es tuyo sin pedir permiso y destruir aquello que estás tomando.

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