Desde el feminicidio de Wanda en 2010, fueron quemadas y asesinadas 66 mujeres en Argentina

Se denomina ‘Efecto Wanda’, porque tras el ataque con alcohol y fuego a principios de 2010 sufrido por Wanda Taddei a manos de su esposo Eduardo Vásquez, el exbaterista de la banda Callejeros, los episodios de violencia de género con características similares se multiplicaron, al punto que desde ese femicidio ya suman 66 las mujeres que murieron incineradas

 

Maximiliano MontenegroDiario Popular

Argentina – Se denomina Efecto Wanda, porque tras el ataque con alcohol y fuego a principios de 2010 sufrido por Wanda Taddei a manos de su esposo Eduardo Vásquez, el exbaterista de la banda Callejeros, los episodios de violencia de género con características similares se multiplicaron, al punto que desde ese femicidio ya suman 66 las mujeres que murieron incineradas.

En la primera mitad del presente año, los hechos registrados fueron 7. Así lo afirma un estudio, al que Diario Popular tuvo acceso, del Observatorio de Femicidios «Marisel Zambrano», organismo de la Casa del Encuentro que desde 2008 realiza un seguimiento pormenorizado de los crímenes de mujeres y niñas en el país, que fueron 1.236 bajo distintas modalidades, a un promedio de una víctima cada 35 horas.

A pocos días de presentarse oficialmente el trabajo de los femicidios registrados en el primer semestre 2013, las coordinadoras de la organización, Fabiana Túñez y Ada Rico, difundieron los datos sobre casos perpetrados con fuego, con siete víctimas fatales en los primeros seis meses del año, totalizando 66 desde el femicidio de Wanda Taddei: 11 mujeres en 2010, 29 en 2011, y 19 en 2012. La oscura estadística revela que cada 18 días una mujer resulta asesinada con utilización de fuego en el país.

Acerca de lo que denominan «el efecto imitación y la impunidad», Túñez y Rico indicaron que «estos femicidios, estas mujeres incineradas, desde el asesinato de Wanda Taddei como un efecto espejo, como una seguidilla de casualidades que no son tales, en la mayoría está presente el alcohol, el agresor habla de accidente y todas las familias hablan de antecedentes previos de violencia sexista».

«Dominar, controlar, poseer el cuerpo, la vida, la historia y marcar a fuego el objeto de posesión que es la mujer para el agresor», señalaron las expertas. Asimismo, expresaron que «ante la insuficiente investigación de parte de la justicia, tenemos en la Argentina jueces que consideran que uno más uno es dos, a la hora de llevar adelante una investigación de posible femicidio, pero en la temática de la violencia hacia las mujeres los factores, sociales y culturales son lo que diferencia estos femicidios de los asesinatos en general», señalando que hace falta como necesario «saber escuchar los relatos y los antecedentes, entender el circulo de la violencia y sus implicancias individuales y colectivas».

«En muchos casos son las familias las que denuncian los antecedentes de violencia de estas relaciones, el denominador común en estos casos fue y sigue siendo la impunidad. El agresor encuentra la forma de quedar fuera de toda responsabilidad, justificando que el también fue víctima, ya que en algunos casos ellos están con leves quemaduras, mientras que las mujeres llegan en estado gravísimo a los hospitales», explicaron.

Finalmente, Túñez y Rico expresaron que «si no hay investigación y justicia aparece la impunidad, por eso la repetición de los casos, por eso el aumento de los casos de femicidios».

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